Categoría: Consejos Email Marketing
Cuando decimos “Mis suscriptores me ignoran” en términos de email marketing, nos referimos a los suscriptores inactivos que no abren/leen nuestros emails y también a aquellos que los borran sin tan siquiera haberlos abierto.
Este segundo ratio, difícil de estimar, podemos calcularlo dividiendo el número de emails eliminados antes de ser leídos entre el total de emails enviados. A modo orientativo, el porcentaje medio en 2018 se estima que fue de un 16%.
Pero, ¿Cómo sabemos cuántos emails fueron borrados antes de leer?
El tiempo de lectura puede darnos una idea, si consideramos que todos los suscriptores que dedicaron entre 0 y 2 segundos a “leer” nuestra newsletter realmente lo que hicieron es eliminarla directamente.
Pero esto no es del todo fiable, muchos de estos usuarios puede que no activasen las imágenes al leer el mensaje, o que estuviesen usando Gmail y no se les cargó el mensaje completo. En ambos supuestos, el pixel de seguimiento de aperturas no se cargó, por lo que no podemos saber si fue o no leído.
No obstante, que sea difícil de calcular con seguridad, no implica que no sea un problema importante: si un porcentaje elevado de nuestros emails son borrados antes de ser leídos, nuestras campañas tendrán un grave problema de rendimiento y también pueden experimentar problemas de entregabilidad.
Hay que tener en cuenta que los proveedores de correo como Gmail, traducen un mensaje eliminado sin ser leído en una falta de interés en los emails de este remitente y puede provocar que futuros envíos sean considerados como spam.
Veamos cómo minimizar que nuestros suscriptores nos ignoren.
No todos los envíos de email son adecuados para toda nuestra base de datos. Es vital mantener nuestras listas de contacto actualizadas con los intereses y necesidades reales de nuestros suscriptores para remitirles el contenido adecuado en el momento adecuado.
Segmentar y personalizar nuestros envíos no solo reducirá los emails eliminados sin leer, sino que mejorará nuestras tasas de aperturas y clics y, por tanto, nuestros resultados.
No nos cansaremos de repetirlo: estos tres elementos son los que condicionan en mayor medida que un email sea o no abierto. Dedicarle mucho tiempo al diseño y contenido de un email es un trabajo en vano si no conseguimos que sea abierto.
La primera cosa que nuestros suscriptores ven en sus bandejas de entrada y que los anima a abrirlo son asunto, remitente y pre-encabezado. Debemos dedicarles el tiempo necesario para hacerlos lo suficientemente atractivos como para que no puedan ser ignorados.
La cosa no acaba aquí, una vez abierto, el mensaje debe ceñirse a lo que el asunto y el pre-encabezado anunciaban. Si utilizamos malas prácticas o engaños para que el suscriptor abra el email y lo decepcionamos con el contenido, será un suscriptor perdido.
El diseño es también importante, debemos asegurarnos de que nuestros emails son responsive y se ven bien en los lectores de correo más populares. Si no, la próxima vez que reciban un email nuestro es más que probable que lo ignoren.
Cuando un suscriptor decide eliminar un email antes de leerlo, esto no está provocado por un solo motivo, hay múltiples factores que pueden influir en ello: desde la mala segmentación hasta la baja calidad de los contenidos, pasando por nuestra reputación como remitentes. Por esta razón, es importante buscar la manera de minimizar que nos ignoren aplicando las mejores prácticas en nuestros envíos de email.
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