Categoría: Tendencias Email Marketing
Las ilustraciones son tan versátiles como las fotografías. Pueden ser grandes para ocupar toda la campaña o pequeñas simplemente para decorar. Estén diseñadas para personalizar el mensaje o incluyan algún elemento de stock, las ilustraciones cumplen la función de facilitar la compresión de un concepto y hacer brillar al producto. Ofrecen muchas posibilidades para usarlas en campañas promocionales donde contribuyen a definir la identidad de la marca.
Las ilustraciones permiten mantener el mismo estilo durante toda la campaña, lo que resulta interesante en mensajes de bienvenida porque así el nuevo suscriptor o cliente se lleva una idea clara de cuál es la personalidad de la empresa. Esto puede ser desde la cabecera o en cualquier otro elemento que se incluya en el mensaje, como la tipografía que también puede ser escrita a mano para contribuir a la sensación de cercanía que requiere una primera comunicación.
Fuente: Really Good EmailS
Las ilustraciones abarcan muchos estilos, tanto muy realistas como totalmente inventadas. Encontrar el equilibrio que encaja con la marca es importante, igual que la combinación con imágenes del producto. Por ejemplo, pueden incluirse pequeños elementos que complementen a una fotografía para que el resultado sea único.
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Cuando la ilustración forma parte de la marca, el email marketing la puede incluir de forma natural en la cabecera o como imagen de la promoción. Si el packaging ya muestra un dibujo, trasladarlo a las campañas es mucho más sencillo que cuando se trata de un servicio intangible. Si, además, el producto forma parte de la ilustración, entonces el reconocimiento de la marca está más que asegurado.
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Ilustrar un cuento también es posible cuando se envía en una campaña de email marketing. La integración del texto con los dibujos es clave para que la lectura sea fluida y se llegue hasta el final. A la hora de diseñar el mensaje, conviene recordar que no es una buena práctica enviar una única imagen, por lo que es mejor que pueda trocearse para equilibrar la ilustración y el copy.
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Hay veces en la que una foto no es suficiente para destacar algún aspecto del producto. Situarlo en un fondo ilustrado puede hacer que brille en el mensaje haciéndolo más interesante o explicando una funcionalidad que no queda definida en el packaging. Por ejemplo, mostrar los ingredientes de una bebida detrás de una lata sirve para que resalten visualmente mucho más que si solo estuviesen en el texto.
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Un evento también puede promocionarse con una ilustración. El recurso más habitual es alguna foto de quien hace la ponencia principal, pero el cartel puede ser un dibujo y utilizarlo como imagen de la campaña o también crear uno para enviarlo por correo electrónico. Igual que en el resto de mensajes, hay que cuidar la accesibilidad e incluir una etiqueta ALT descriptiva también para las personas que tengan bloqueadas las imágenes.
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Incluso las marcas que prefieren imágenes pueden encontrarse con que no hay ninguna de lo que quieren representar. Pueden recurrir a la IA o crear ilustraciones que representen ese mundo inventado. Por ejemplo, campañas de Halloween o felicitaciones navideñas son situaciones en las que un diseño gráfico puede resultar más atractivo que una fotografía.
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Dar con el modelo adecuado puede ser complicado. En cambio, en una ilustración se consigue abarcar diferentes perfiles más fácilmente. También se establece una convención con la que algunos elementos no son importantes y otros destacan mucho más, por ejemplo debido al uso del color. Cuando se ilustra un paso a paso, se pueden crear detalles relevantes para la marca que con una foto sería más complicado mostrar.
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Para negocios relacionados con el turismo, crear un mapa ilustrado de un barrio, ciudad o país resulta muy útil para mostrar servicios que se ofrecen o se recomiendan. Usar uno realista sería propio de mapas oficiales, mientras que decorarlo con un estilo y colores corporativos da la sensación de ser práctico y cercano a lo que quieren los visitantes de un determinado perfil.
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Las ilustraciones pueden crearse expresamente por el departamento de diseño de la empresa o estar cedidas a cambio de acreditar la fuente. En estos casos, hay que respetar la licencia de uso y situar el nombre del artista junto a su obra. En colaboraciones frecuentes o cuando el estilo encaja bien con la marca, se puede llegar a un acuerdo de exclusividad.
Fuente: Really Good Emails
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