Categoría: Consejos Email Marketing
Los códigos QR están muy presentes en nuestras vidas y ya no son algo extraño que no se sabe cómo utilizar. Es posible encontrarlos en pósters en las calles, tickets de compra, entradas a espectáculos, programas de televisión, revistas y también en campañas de email marketing porque son muy útiles para insertar fácilmente contenido promocional.
Un QR tradicional es un cuadrado formado por un conjunto de píxeles negros sobre un fondo blanco. Para hacerlo más llamativo, se puede diseñar algún marco adicional o flecha que lo señale, pero todos son prácticamente iguales: no hay variedad donde elegir, es un estándar reconocido por todos.
Pero, como ocurrió con los códigos de barras, van surgiendo iniciativas para personalizarlos y modificar un poco su forma y color y así animar al usuario a escanearlos. Van apareciendo en formatos en papel y también se pueden incorporar en envíos promocionales por correo electrónico.
Para que sea reconocible por los lectores de QR, el código debe mantener bastante su forma tradicional, pero se pueden personalizar todos sus elementos.
El blanco y negro es la combinación más habitual de texto y fondo, aunque puede dar una impresión negativa en un diseño en el que predominan otros colores o si hace falta que tengan un fondo transparente. Utilizar los colores corporativos en lugar del negro y convertirlos en un degradado hará que sea más llamativo.
Además, es posible utilizar un color para el interior y otro para las esquinas de referencia de manera que deja de ser monocromático y se convierte en un elemento de diseño.
Las esquinas son puntos que han de estar sí o sí en todos los QR porque delimitan el código que ha de interpretarse. Se les llama ojos y lo habitual es que sean cuadrados con un fondo negro. Pero ya es posible cambiar la forma para que sea redonda o con algunos lados más acentuados, incluso que cada esquina tenga su propia forma.
Como acabamos de mencionar, también se les puede cambiar el color para que sea diferente al contenido y también entre el borde y el fondo.
Los píxeles negros parecen aleatorios, pero se les puede llegar a dar una cierta forma creando un efecto óptico con los colores de fondo, por ejemplo para crear el logotipo o una imagen sencilla. Además, los píxeles pueden crear pequeñas formas y así el QR se convierte en un elemento de marca y no solo en una promoción puntual.
También es posible incluir en el centro del código un icono, lo que resulta muy práctico cuando se enlaza a redes sociales o simplemente para reforzar la imagen de marca.
Aunque siempre ha sido posible insertar el código QR en cualquier diseño, utilizando uno personalizado se pueden crear llamadas a la acción que animen a su escaneo. El espacio es limitado, pero dos o tres palabras pueden ser suficiente: “Síguenos”, “Mira la demo” o “Regístrate ahora”.
El resultado final es un código QR en color que se integra muy bien en diseños profesionales y que respeta la identidad de marca al utilizar sus colores y logo. Además, también es más atractivo visualmente y usable al poder incorporar una referencia al destino (por ejemplo iconos de redes sociales), por lo que es más probable que el usuario lo quiera escanear.
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